Chloride tiene una historia de más de 130 años, que se remonta a la época en que la reina Victoria ocupaba el trono de Inglaterra, Gustave Eiffel terminaba de construir la torre que lleva su nombre en París y una desconocida empresa embotelladora de refrescos se fundaba en Estados Unidos con el nombre de Coca-Cola. En este blog, Elena Chernetsova, vicepresidenta de marketing de Chloride, nos cuenta la historia que hay detrás del nombre Chloride.
La historia del siglo XIX se forjó en los hornos de la Revolución Industrial, con los caminos que se abrieron iluminando el camino a los inventores, científicos y visionarios que crearían una época dorada.
Hacia finales de siglo, en diferentes lados del océano Atlántico y sin conocerse entre sí, dos químicos investigaban formas de convertir sustancias químicas en electricidad y almacenar la energía resultante para crear una fuente de energía portátil e inalámbrica.
En 1889, uno de estos químicos, Clement Payen, registró varias patentes en Estados Unidos para proteger sus descubrimientos. Aunque ninguna de estas ideas iniciales se convirtió en una solución a largo plazo, sirvieron de catalizador para inspirar la investigación continua, que luego condujo a la fundación de una de las que se convertirían en las dos mayores empresas fabricantes de baterías del mundo: «The Electric Storage Battery Company of the USA». Más conocida como «ESB-Ray-O-Vac Inc», la empresa operó bajo este nombre durante más de un siglo, hasta que fue adquirida por el fabricante alemán de baterías VARTA. En 2019, VARTA pasó a formar parte del gigante estadounidense Energizer.
Por la misma época que Payen, el ingeniero químico francés François Laurent-Cely llevaba a cabo una investigación similar en el Reino Unido. Los procesos de ambos químicos utilizaban cloruro de plomo como sustrato, al que se añadían cloruro de cadmio y polvo de zinc con el objetivo de crear lo que se convertiría en una célula de batería. Los conocimientos adquiridos en el laboratorio sentaron las bases para la fundación del «Chloride Electrical Storage Syndicate», que crecería hasta situarse junto a «ESB-Ray-O-Vac» como uno de los mayores fabricantes de baterías del mundo. La empresa se constituyó posteriormente como Chloride Group.
Unos años más tarde, en el hervidero de la revolución industrial inglesa, en la ciudad de Manchester, William Mather, un exitoso empresario y propietario de Mather & Platt, uno de los mayores fabricantes de maquinaria textil del Reino Unido, estaba ansioso por expandirse. Mather era un inversor entusiasta y respetado en nuevas tecnologías eléctricas, con el beneficio de disponer de un gran capital, y había adquirido anteriormente los derechos de la dinamo Edison en el Reino Unido. En 1891, fundó Chloride Electrical.
130 años después, la empresa trasladó su sede a Francia y abandonó el negocio de las baterías para centrarse en soluciones electrónicas de potencia más avanzadas. Sin embargo, sigue adhiriéndose a sus principios de innovación para encontrar soluciones técnicas a los retos de ingeniería a los que se enfrentan nuestros clientes.
Hoy en día, seguimos los pasos de aquellos pioneros revolucionarios cuyos extraordinarios descubrimientos han dado forma al mundo en el que vivimos. Honramos su legado continuando con la construcción de una empresa que desempeña un papel fundamental en la nueva revolución industrial: la transición energética.
Autora: Elena Chernetsova, vicepresidenta de marketing.
